Si quitamos las típicas novelas negras, que tratan el tema de grupo de personas, alguien muere y hay que averiguar quien es el asesino. La inmensa mayoría tienen una parte sórdida. O en la ambientación, o la de los propios protagonistas de la obra.

Generalmente la novela negra, trata sobre las partes más sórdidas del comportamiento humano. Generalmente un asesinato. En algunos casos, el entorno de la novela, se sitúa en barrios sucios, duros. La novela fronteriza o la novela marginal. Son dos ejemplos de ello.

Pero como en todo guiso, hay que tener cuidado con las cantidades y sobre todo con los ingredientes. Poco a veces se olvida y mucho acaba disgustando. Es un condimento que hay que tratar con muchísimo cuidado.

Hoy el ejemplo de dos novelas muy sórdidas. Tratado de diferentes maneras.

1793-niklas nat och dag-9788498389852
Un año después de la muerte del rey Gustavo III, los vientos de la Revolución francesa llegan incluso a Suecia, donde la tensión es palpable en todo el país, convertido en un nido de conspiraciones, suspicacias y recelos. En esta atmósfera irrespirable, Mickel Cardell, un veterano de la guerra contra Rusia, descubre un cuerpo atrozmente mutilado en un lago de Estocolmo. Un abogado tuberculoso, el sagaz e incorruptible Cecil Winge, se hace cargo de las pesquisas, pero el tiempo apremia: su salud es precaria, la monarquía hace aguas y las revueltas están a la orden del día. Winge y Cardell se verán inmersos en un mundo de truhanes y ladrones, ricos y pobres, piadosos y pecadores, mercenarios y meretrices. Juntos se enfrentarán al mal y a la corrupción que anidan en la sociedad sueca para esclarecer la misteriosa verdad escondida tras ese terrible crimen.

1793 es una novela muy sórdida. La miseria, la suciedad y la podredumbre son las verdaderas protagonistas de esta historia. Se inicia con un crimen especialmente salvaje y brutal. En un entorno de puro asco de ciudad. El Estocolmo de aquella época, nada tiene que ver con la imagen del Estocolmo actual.

Leyendo el retrato de esa ciudad en esa época, trasmite absoluta veracidad. Te mete rápido en la historia y acompañas a sus protagonistas a lo largo de todas las páginas y te metes gustoso, en la nieve sucia, el barro y la abundante basura de la ciudad.

Un extraordinario libro, que demuestra los conocimientos enciclopédicos del autor sobre la vida en aquella época. Ahora con la manía de escribir trilogías, en este caso se agradece que vaya a continuar con dos nuevas entregas. Que ya echo de menos.

Glasgow, enero de 1973. Cuando un joven, casi un adolescente, dispara a una chica en mitad de una céntrica calle y después se suicida, el detective McCoy tiene la convicción de que no se trata de un acto de violencia aislado. Mientras lidia con un compañero novato, McCoy utiliza sus contactos para acercarse a la familia más rica de Glasgow, los Dunlop, pues allí le llevan sus pesquisas. En el mundo de los Dunlop, hay drogas, sexo, incesto; cada infame deseo encuentra satisfacción, a expensas de los escalafones más bajos de la sociedad, que incluyen al que fuera el mejor amigo de McCoy en el orfanato, el narcotraficante Stevie Cooper. La juventud de Harry McCoy, su cabezonería, y su temeridad, que le lleva constantemente a cruzar la raya de la legalidad, son las únicas armas con las que cuenta para resolver su primer caso.

En este caso, el libro lo cogí con ganas y acabe bastante harto de su sordidez. Aquí por si lo que relata el autor no fuera suficiente. No hace más que recordárnoslo. Me canse que cada entrada del protagonista en un bar, se nos volviera a recordar, que estaba lleno de borrachos y lo guarro que estaba todo en el bar. Y a lo largo del libro entra en muchos.

Me canso que no hiciera más que recordarnos que Glasgow es frio, muy frio, sórdido muy sórdido, feo muy feo. Sus ciudadanos unos borrachos impenitentes, extremadamente violentos.

Que sus escenas de tortura fueran metidas con calzador, su violencia casi caricaturesca. Su protagonista poco explicado y cae mal.

Da la idea de que como la trama no le daba para mucho. Rápido nos pone al sospechoso delante y no hace más que pintárnoslo cada vez peor. Pues lo que no daba como historia, pues cargaba las tintas en lo sórdido y lo violento.

Mientras que en la primera novela, la sordidez es fundamental en la historia, aquí solo es un abuso.

Son dos ejemplos de como dos cocineros, tratan un ingrediente muy sabroso, pero complicado. Uno lo integra perfectamente y el otro consigue que su sabor se coma todo el plato.

Me entro curiosidad por saber más de Glasgow y busque en Google fotos de la ciudad. Es una ciudad muy bonita, llena de historia y de monumentos y parques para pasear. Será una ciudad dura. De echo es la ciudad con la esperanza de vida más baja de todo el reino unido.

Pero para nada, el estercolero que nos describe el autor.

0 Comments

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *