Con Don Winslow, me pasa algo curioso. Me gustan mucho algunos de sus libros y poco o nada otros. Creo que en el alma del escritor, conviven dos tipos diferentes de autor. Por un lado el escritor clásico, historias más tranquilas dentro del género negro siempre. Una violencia más matizada, menos grafica y unos protagonistas más tranquilos. Pasan cosas, pero desde una perspectiva más entendible o asumible.

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Y por otro lado, está el escritor adrenalitico, ferozmente violento, con una violencia muy real, que te la tira a la cara desde las páginas de sus libros. Unos personajes que se manejan únicamente por sus instintos más primarios. Gente infinitamente más básica, pero mucho más efectiva.

Este segundo escritor es que más me gusta. Ha parido la trilogía de la frontera, donde de manera descarnada nos explica y describe la guerra del narco mexicano. Le guste o no, está dotado para ese tipo de literatura. Convertir en calidad literaria lo que en otros.Solo seria violencia por violencia.

Corrupción policial
Denny Malone solo quería ser un buen policía. Denny Malone es «el rey de Manhattan Norte», un condecorado sargento del Departamento de Policía de Nueva York y el auténtico líder de «La Unidad». Malone y sus hombres son los más listos, los más duros, los más rápidos, los más valientes, los más maloss y lo máscorruptos. Ahora su corrupción está a punto de salir a la luz y Malone se verá obligado a transitar por la delgada línea que separa la traición a todo aquello en lo que cree y su propia supervivencia. Ahora, Denny Malone deberá decidir de una vez por todas qué significa ser un buen policía.

Esta obviamente corresponde a la segunda categoría. Uno de los mejores retratos de los polis de la calle. Es muy difícil conseguir con palabras y hojas de papel, la emoción de las persecuciones, tiroteos y demás, que se consigue con la imagen. El en esta novela lo consigue. Logra que mientras la disfrutas, en tu cabeza vaya pasando la película de todo lo que estas leyendo.

No hay un solo momento de descanso en el libro, continuamente están pasando cosas, la historia no para y en ningún momento pierde el hilo. Nunca juzga a su protagonista, ni para bien ni para mal. Solo nos lo pone delante tal cual es. Un poli que quiere hacer las cosas bien y para el hacerlas bien, a veces no es ser todo lo legal que tendría que ser. De echo es tan delincuente como la gente que persigue.

No salen bien parados los policías de nueva york, ni los polis ni los que están en la cumbre del cuerpo. También nos explica códigos aceptados por la policía, que nunca salen a la luz. Como que el que mata a un poli, siempre muere en un tiroteo. Da igual que fuera desarmado, ya aparecerá un arma a su lado. O como se manipulan las estadísticas para dar cifras bajas de criminalidad.

O como cuando a un drogadicto lo tiran desde una azotea, si no ha muerto, se espera a llamar a la ambulancia a que palme, y decir que se ha suicidado. No vaya a estropear las cifras de asesinatos que ese mes son bajas.

Un libro que cuando lo abres, tienes ganas de pedir una de las efedrinas que se toma el protagonista para como él. Aguantar despierto y no dejar de leer.

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